
Los Reyes Magos no vinieron a Factoría. Tampoco lo hizo Papá Noel, pero el día 22 los trabajadores de Unidad Editorial y Ediservicios recibimos algo semejante a un aguinaldo pagado en 'especies'. 'Especies' de algo, porque de allí salía de todo.
Ellos creían que nos hacían un regalo con ropa de 
Marca sin tener que pasar por ninguna tienda 
outlet, aunque nosotros nos fiamos más de la tesis de Munera: ese horrible saco, que para más 
inri parecía contener carbón, venía a ser la liquidación de un 
stock que la empresa tenía en una nave en San Sebastián de los Reyes (por ejemplo). La felicitación, en una tarjetita firmada por Carmen Iglesias, tampoco colaba.
Las quejas, anónimas por supuesto, fueron entonces recogidas en los propios carteles del 
avvertimento de la 
planta noble (
¡Cutres! , 
Vaya mierdón). Así, para que las vieran los 
jefazos.Nadie les quita razón pero tampoco nadie los quita de ahí.
Al menos, podíamos haberles sacado un trozo de roscón. Ayer, último día oficial de la Navidad y día de Reyes, Begoña reclamaba el dulce típico a media tarde. A medio día, cuando yo llegué, no quedaban más que tres trozos -¡y encima de chocolate!- en la primera planta, claro... Tenía que habérmelos bajado.