domingo, 21 de diciembre de 2008

Botellones y 'Membazos'

Antiguamente en Factoría (es decir, hace siete u ocho meses), cuando un editor ponía punto y final a su laborioso tomo, abordaba el nuevo cotejando el archivo de autores que el Adjunto tiene en una carpeta llamada 'Coordinación'. En ella están todos los temas con sus correspondientes firmas por lo que así uno se podía hacer una idea del nivel de sufrimiento que le esperaba. De esto sabe, y mucho, Manu, perfeccionista y meticuloso donde los haya, digno ejemplo de la profesión.

Pero ahora tampoco hay tiempo para eso. Sólo si se detecta plagio o algún tipo de desorden, los editores se acuerdan del autor, lanzando indignados contra él todo tipo de improperios que ayudan a calmar la ira irracional. Los veteranos del lugar dejan escapar entonces una ligera sonrisa entre la condescendencia y la ternura.

A veces, incluso, puede que tengas al culpable de tu delirio merodeando. O, en el caso de princesa maligna, contoneando sus caderas a ritmo lento de tacón (cuasiplataforma). En su camino hacia la impresora todo parece ir a cámara lenta mientras unos focos enormes la señalan… Ya le gustaría a ella ser la protagonista de una película. Cuando esta buena moza calcó un editorial de El Mundo en el apoyo sobre Ibarretxe del 98 y se olvidó de cuadrar las fechas en las primarias del PSOE se quedó tan ancha. “Creo que he tirado las notas, pero puedo mirar algo en la hemeroteca de El Mundo si eso… 1 besito”. Si eso, ¿qué?

Pero esta entrada no está dedicada a ella, sino a Javier Memba. Algún día Manu escribirá el post prometido sobre este ilustre colaborador, mientras, diré que mi vida de editora en Factoría ha estado estrechamente ligada a Memba. Sida (con su fijación por Rock Hudson), Lulú, más sida, travestis… cualquier asunto que hurgue en los vicios mundanos.

'Cariñosamente', a sus textos los llamamos Membazos y en el del año 2002, porque vuelve a caer en mis manos, repite hábil escritura. Se supera. Por hacer un chiste fácil y malo, podríamos catalogarlo de Membabotellazo, como el de la imagen, el diseño de Cointreau ‘especial Navidad’.

Está dedicado al fenómeno del botellón –él lo nombra a lo grande, en plural, Los Botellones- y empieza con antecedentes, como bien nos enseñaron a hacer en los análisis de textos históricos: “Así, en el tercer Concilio de Toledo (589) de la España visigoda, se denuncian las borracheras y los bailes obscenos, en los alrededores de las ermitas, en los días previos a las romerías en honor del santo patrón del lugar”. Dando ideas para excursiones factorianas.

En cualquier caso, ante un texto, siempre es recomendable que el editor tenga nociones sobre el tema. Aunque como todo buen español he crecido rodeada de alcohol, que incluso alentaba y servía yo toda orgullosa, lo siento, pero el botellón no. Me acuerdo en 1º de carrera que mientras la gente tiraba literalmente de mí yo prefería quedarme en la biblioteca de la facultad descubriendo que las nuevas tecnologías te permitían enviar mensajes SMS por Internet. Ellos se empeñaban en ir al Parque del Oeste. Después al Parque Almansa, cercano a mi colegio mayor, mezclándonos con los del Buen Consejo, que nos parecían todos unos niñatos. Al final tuve que ceder, por lo de socializarse. Un poco más tarde los hicimos en San Francisco el Grande (en honor al santo patrón del lugar, como dice Memba). Por lo menos eso de estar en el centro nos daba caché…

De verdad que beber en un parque me parece un acto absurdo. Pero cómo es eso de que un rebelde en el bando sublevado acaba pareciendo un conservador a los ojos de los demás. Pues eso. Y vale que alguna vez he disfrutado del botellón, pero hasta hoy sólo ha sido al lado del mar -gallego, inglés y mallorquín-, y espero que se repita. Mientras, seguiré creyendo que editar semejante texto se lo merece alguien que se lo haya currado a golpe de cachi.

Si al menos diera tiempo a que Rubén volviera de Sudáfrica…

2 comentarios:

Nick Name dijo...

i like beer...

Anónimo dijo...

desde Sudáfrica sigo apostando por el botellón como primera y preferida forma de ocio y de socialización! no a los garitos y al garrafón!